El Alquimista y los tomates

El otro día volví a leer El Alquimista.

La primera vez que leí este libro tan famoso de Paulo Coelho, que me da la impresión de que todo el mundo conoce, tenía quizás unos 16 años y, obviamente, no entendí nada.

En esa etapa de mi vida, me marcó especialmente la frase: “Cuando realmente deseas algo, todo el Universo conspira para que lo consigas”. Sin embargo, mi entender de estas líneas era ingenuo y teñido por el ego. Pensaba que todo lo que se me ocurriera podía ocurrir simplemente porque el Universo conspiraba a mi favor.

Ahora, acercándome a los 40, me doy cuenta de que efectivamente es así: el Universo conspira, pero no solo a base de unicornios y arcoíris. También conspira a través de las derrotas, los dolores y las luchas, porque son parte del camino necesario para aprender. Como dice Coelho, “no existe nada que sea completamente negativo. Incluso un reloj parado acierta dos veces al día”. A veces lo que parece una pérdida nos guía hacia lo que realmente necesitamos.

Y aquí entra en juego algo que también destaca El Alquimista: lo realmente importante no es el destino o el tesoro en sí, sino el camino que recorremos para alcanzarlo. Las experiencias, los desafíos y las personas que encontramos a lo largo del trayecto son las que realmente nos transforman. Al final, el verdadero tesoro esta en todo lo que aprendemos en ese proceso. Solo de esta manera podemos valorar plenamente las recompensas que forman parte de nuestro destino. El Universo se comunica a través de su propio lenguaje, manifestado en señales que debemos aprender a interpretar. Aunque estas señales pueden ser sutiles y difíciles de entender, están ahí para guiarnos. Reconocerlas es una parte crucial del viaje, porque a menudo los obstáculos no son más que recordatorios de que necesitamos detenernos, reflexionar o aprender algo antes de seguir adelante hacia nuestros sueños.

La Kabbalah enseña que, aunque el mundo se sienta insoportable, debemos agradecer a Dios, al Universo, a la energía. A través de ese agradecimiento, elevamos nuestra vibración y nuestro ser, demostrando que merecemos lo que deseamos.

Esto me hace pensar también en las enseñanzas del Diseño Humano: la importancia de rendirse, de observar la vida y confiar en nuestra estrategia y autoridad para responder a las señales que se nos muestran. Porque todo lo que es para ti, llegará a ti.

Al final “todo está escrito con una Mano”.

Lo escribo en un momento en el que los tiempos parecen ser muy desafiantes para mí, pero el Universo sigue mostrándome señales – los tomates – así que continuaré siguiendo ese camino para entender lo que me quiere decir 🙂

Con amor,