Astros, hijos y transformación

Si no fuera por mis hijos, no estaría donde estoy ahora.

Todo comenzó con el deseo de ser madre y una sesión con una astróloga que me dijo que mi hijo iba a morir… Recuerdo ese momento como en cámara lenta… Justo cuando estaba por irme, la señora soltó esa declaración, entonces me giré y la miré con un temor terrible en los ojos, asustada por la vida de mi hijo aún no concebido y sin padre ninguno. La señora intento cambiar del tema, quizas se dio cuenta que dijo algo inoportuno, pero se me nublo la mente, me entro la ansiedad y basicamente he huido de su consulta sin preguntar a que cojones se refiere.

Ahora quiero pensar que esa astróloga fue lo suficientemente astuta como para, de una manera cruel, ponerme en el camino de mi vocación.

Ese día, empecé a estudiar astrología. Quería saber todo sobre lo que me dice el cielo. Quería asegurarme de que aquella astróloga estaba equivocada, entender en qué parte vio semejante suceso. Me enganché, me abrí a un mundo mágico y un profundo entendimiento de mi ser… Comencé a mirar los planetas de las personas en mi vida y observé cómo nos influenciamos mutuamente. Aprendí que la astrología es una ciencia, profunda, llena de matices, sombras y brillos, puntos kármicos, grados, casas, planetas, el zodiaco, aspectos, recepciones y los elementos… Para saber dónde está la muerte, hay que fijarse precisamente en ese tema y, por supuesto, estudiarlo. Decidí no tocarlo nunca.

Así llegó al mundo mi primer hijo. Invitado por un fuerte deseo y anhelo de amor, derrumbó todo lo que me hacía creer quién soy. Ese momento coincidió con mi primera vuelta de Saturno… Quien sabe, sabe. La astrología me ayudó, sin duda, a ser mejor madre, a estar más presente para las necesidades de mi hijo y a darle lo que su luna le pide.

La astrología, amiga, se instaló para siempre en los rincones de mi casa y sigo aprendiendo de ella. He descubierto partes de mi alma que jamás pensé que podían existir. Poco a poco, empecé a derrumbar los muros tras los que había estado escondida.

Y entonces llegó el Diseño Humano. Casi de la mano con la llegada de mi segundo hijo a este mundo. Me fascinó el concepto y las palabras de Ra Uru Hu, quien decía que es una herramienta para padres, para poder acompañar el crecimiento de sus hijos. Me sumergí de lleno en el experimento y… ¡Madre mía! Cómo revolucionó mi vida. Primero, al destapar las partes de mi existencia que habían sido etiquetadas como trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y trastorno adaptativo con ansiedad. Resultaron ser las partes de mí que recibían más presión y, al meditar sobre ello, ponerles consciencia y trabajarlo, el resultado es mucho más sanador que cualquier pílura que pueden recetarte para calmar los nervios. La satisfacción de haber llegado por mí misma a esos resultados no tiene precio. Por otro lado, mis hijos… como una madre veo unos seres increíbles, únicos y bellos. Abriendo sus cartas, he visto unos talentos excepcionales por explorar. Veo un mundo de posibilidades ante ellos y lo único que no quiero es interferir en su desarrollo con mis propios miedos o puntos de mira. Les observo, les escucho, les dejo tomar sus propias decisiones. Intento mantener en ellos esa esencia pura del alma con la que nacemos, al mismo tiempo guiándoles a través del condicionamiento del mundo en el que vivimos. A veces meto la pata, pero se disculparme ante ellos explicando mis perspectivas y siempre validando las suyas. 

El Diseño Humano es una aventura que te lleva a rendirte ante tu propia vida y disfrutarla, pero disfrutarla solo de la manera en que uno lo desea en el fondo de su corazón. Lo mas importante que hay que hacer es seguir la estrategia y la autoridad. Te animo a experimentar.

¿Y si te preguntas dónde quedó esa muerte?

Pues, eso es Plutón en mi casa 5.

La casa que responde a la creatividad, el romance, la diversión y la vocación… Creatividad = hijos. 

Plutón en cualquier casa o signo indica una oportunidad para el crecimiento profundo y la transformación, enfrentando y trabajando con los aspectos más intensos y, a menudo, ocultos de nuestra psique y vida.

Mis hijos me han regalado la transformación más profunda de mi vida.

she started working on herself because she loved her children but then she realised it was the same type of love she needed for herself

Erin Morrison

Con amor,